A quien más o a quien menos, el confinamiento nos ha hecho bajar el rendimiento de entrenos o simplemente, nos paró en seco. Retomar la actividad y volver a las cotas de hace unos meses requiere de una serie de consejos prácticos para no “romperse” y que a continuación os detallamos.

Un factor importante es el tiempo de inactividad. Por ello, si practicábamos deporte habitualmente y lo abandonamos temporalmente, habrá que tener en cuenta que la facilidad o dificultad para retomarlo, va a depender del tiempo de inactividad y del estado físico con el que nos hayamos mantenido pero a grandes rasgos, dos aspectos van a ser determinantes:  progresión y paciencia.

En una semana de inactividad, la pérdida de condición física es mínima y aunque estemos habituados a entrenar todos los días, este breve período de pausa le vendrá muy bien a nuestro organismo para, regenerarse, descansar y supercompensar y con ello, retomar la actividad con mayor motivación.

En estos casos aunque la pérdida de condición física es reducida, sería aconsejable reducir la intensidad a un 75% de nuestra actividad habitual. Esto se realizaría los primeros 10-15 días tras volver al entrenamiento y posteriormente aumentaremos el volumen e intensidad del mismo gradualmente hasta conseguir nuestro objetivo.

Cuando el período de inactividad es superior a 15 días la vuelta  al ejercicio ha de ser progresiva y por ello es muy importante realizar un período de adaptación que sería mas o menos extenso según el estado de forma en que se encuentre la persona al iniciarlo.

Es importante estar atento a las sensaciones de nuestro cuerpo, para asegurarnos que la adaptación al entrenamiento es la adecuada, puesto que si no hacemos una vuelta  a la actividad progresiva y adecuada se pueden producir lesiones lo que provocaría un descenso de nuestro rendimiento y perdida de motivación.

El error es que muchas veces tenemos  en la cabeza el nivel de entrenamiento anterior al parón y pretendemos alcanzarlo más deprisa de lo recomendable, por ello es fundamental hacer una buena adaptación.

Al regresar a la actividad física se produce un aumento del gasto calórico y por tanto ha de haber un incremento en la ingesta de calorías de modo equilibrado en el  porcentaje de proteínas, carbohidratos y grasas y muy importante también el incremento de la ingesta de líquidos y de sales minerales, que perdemos abundantemente al realizar el ejercicio físico.

Cuando la pausa ha sido larga, suele ser duro observar que lo que anteriormente se realizaba con facilidad ahora se realiza con dificultad, pero es fundamental tener paciencia y motivación, pues con una buena adaptación no solo alcanzaremos el nivel previo al parón, sino que después de un período de inactividad el cuerpo se regenera pudiendo alcanzar niveles superiores de entrenamiento. Por ello debemos observar como nuestro cuerpo se va adaptando a la actividad retomada, sin prisas, pero siendo conscientes de los logros que vamos alcanzando hasta conseguir  nuestro objetivo.

Sin prisa pero sin pausa, constancia y cabeza, alimentación y descanso, serán las claves para una buena puesta a punto.

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